Año 1992, el gobierno noruego decide construir el túnel de carretera más largo del mundo con una distancia de 24,5 km que conecta las ciudades de Oslo y Bergen.
Su construcción fue pensada para atravesar una parte montañosa compuesta por carreteras muy estrechas, en mal estado y poco seguras.
Permite el flujo de tráfico de unos 1.000 vehículos al día.
Cada 6 km podrás encontrar partes del túnel iluminados que dan la sensación de estar conduciendo a la luz del día. Se prestó mucha atención a esto para romper la monotonía de los conductores, proporcionándoles unas vistas diferentes y permitiendo que descansen.
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